¿Por qué estoy siempre cansado? ¿Por qué aparecen moretones tan fácilmente? ¿Por qué me contagio de infecciones una y otra vez? ¿Qué está pasando dentro de mí? Estas son las preguntas que la gente suele hacerse cuando la leucemia empieza a manifestarse, normalmente antes de saber cuál es la causa.
La leucemia comienza en la parte blanda del interior de los huesos, la médula ósea, donde se produce sangre nueva todos los días. En un cuerpo sano, la médula funciona como una fábrica activa que genera tres productos principales: glóbulos rojos que transportan oxígeno, glóbulos blancos que combaten los gérmenes y plaquetas que ayudan a detener el sangrado.
Con la leucemia, las células inmaduras se multiplican demasiado rápido y desplazan a las células sanas. Ese desequilibrio provoca los síntomas:
Muy pocos glóbulos rojos (anemia): Los glóbulos rojos son los transportadores de oxígeno. Cuando no hay suficientes, el cuerpo funciona con poca energía. Puedes sentirte cansado, débil, mareado, con falta de aire o con palidez.
Glóbulos blancos que no protegen: Aunque la sangre esté llena de glóbulos blancos, son anormales y no combaten bien los gérmenes. Las infecciones aparecen con más frecuencia, tardan más en curarse o son más intensas de lo habitual.
No hay suficientes plaquetas: Las plaquetas actúan como pequeños kits de reparación en la sangre. Cuando están bajas, los golpes leves causan moretones fácilmente, las encías pueden sangrar, las hemorragias nasales son difíciles de detener y los cortes tardan más en coagular.
Acumulación de células leucémicas: Un exceso de células dentro de los huesos puede causar dolor. Si se acumulan en órganos como el bazo, que filtra la sangre y ayuda a combatir infecciones, o en el hígado, el abdomen puede sentirse hinchado o pesado.
Sangre demasiado espesa (leucostasis): En algunos casos, la sangre se llena de tantas células leucémicas que se vuelve lenta. Los médicos llaman a esto leucostasis. “Leuco” significa blanco y “stasis” significa quietud. Puede causar dolores de cabeza, problemas de visión o dificultad para respirar, y requiere atención médica urgente.
Así, el cansancio, los moretones fáciles, las infecciones repetidas y los dolores se remontan a un mismo problema de base: la médula ya no produce una mezcla equilibrada de células sanguíneas funcionales. El tratamiento busca eliminar las células anormales para que la fábrica vuelva a producir células sanas.
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