Tratamiento
El tratamiento principal del cáncer de orofaringe ( amígdalas), es la radioterapia aplicada al tumor y drenaje de los ganglios linfáticos cercanos. La cirugía es otra opción que puede considerarse en algunos casos. En estadios más avanzados, el tratamiento principal suele ser una combinación de cirugía y radioterapia, quimioterapia y radioterapia, o radioterapia más terapia dirigida. En caso de enfermedad metastásica, el médico puede recomendar quimioterapia, estudios clínicos o tratamientos paliativos destinados a reducir los tumores y aliviar síntomas. Es posible que el médico recomiende algunos de los tratamientos que se indican a continuación.

Cirugía
Es posible que se recomiende realizar una cirugía para extirpar el tumor de las amígdalas, en áreas adyacentes en la garganta y los ganglios linfáticos en áreas cercanas del cuello. Según el tamaño de la masa tumoral, es posible que se recomiende realizar una cirugía mínimamente invasiva. Algunos médicos pueden utilizar cirugía robótica transoral, en la que se utiliza un sistema robótico para guiar el instrumental quirúrgico en espacios pequeños y extirpar algunos tipos de cáncer orofaríngeo, como el cáncer de amígdalas. La cirugía robótica transoral generalmente implica menos complicaciones y un período de recuperación más corto. Otra cirugía frecuente es la amigdalectomía, en la que se extirpan completamente las amígdalas.

Radioterapia
En la radioterapia, se usan rayos de gran energía o partículas producidas por un aparato para destruir las células cancerosas. Los médicos administran radioterapia para erradicar el cáncer, ya sea como procedimiento individual o combinado con quimioterapia o después de la cirugía. Los pacientes que tienen cáncer de cabeza y cuello deben reunirse con un odontólogo especializado en tratar pacientes con cáncer antes de este tratamiento, ya que la radiación puede producir caries dentales y otros efectos secundarios cuando se administra en la región de la cabeza y el cuello. Las nuevas técnicas de radioterapia pueden centrarse más en tratar el tumor y dejar los tejidos más normales no afectados. Este enfoque recibe el nombre de radioterapia de intensidad modulada (intensity modulated radiotherapy, IMRT).
Radioterapia con haces de protones
La terapia de protones es un tipo de radioterapia avanzada que usa “protones” en lugar de “fotones” de rayos X para irradiar el tumor. En la radioterapia convencional, los haces de fotones depositan radiación y dañan las células sanas al atravesar el cuerpo. La terapia de protones deposita mayor radiación directamente en el sitio del tumor, lo que resulta en menores daños a los tejidos sanos y menos efectos secundarios.
- Consulte Terapia de protones para obtener más información.


Quimioterapia
La quimioterapia hace referencia al uso de medicamentos para localizar las células de rápido crecimiento con el fin de destruir las células cancerosas. Los médicos administran quimioterapia para reducir el tumor antes de otros tratamientos como la radiación, la cirugía o, algunas veces, ambas. En los estadios más avanzados, es decir, cuándo el cáncer se ha diseminado, la quimioterapia podría ser la mejor opción de tratamiento para aliviar los síntomas y prolongar la supervivencia.
Quimiorradiación
La quimiorradiación supone una combinación de quimioterapia y radioterapia. La combinación de estos dos tratamientos hace que ambos sean más eficaces, pero también causa más efectos secundarios. Los médicos administran quimiorradiación para eliminar el tumor y evitar la cirugía en algunos casos o para destruir cualquier rastro del cáncer que pueda haber quedado después de una cirugía.
Terapia dirigida
Algunos casos de cáncer de amígdala contienen células que sobreexpresan la proteína EGFR, lo cual hace que el cáncer se vuelva más agresivo. La terapia dirigida se centra en estas células específicamente e impide que las proteínas EGFR alimenten el crecimiento celular.

Inmunoterapia
La inmunoterapia contra el cáncer consiste en tratamientos tratamientos que estimulan el propio sistema inmunológico del paciente para matar el cáncer y se está utilizando cada vez más para tratar varios tipos de cáncer. Si bien su uso todavía no se ha generalizado como tratamiento estándar contra el cáncer de amígdalas, se está utilizando cada vez con mayor frecuencia en estudios clínicos cuidadosamente planificados.


Estudios clínicos
Los estudios clínicos permiten que los pacientes prueben un tratamiento nuevo antes de que esté disponible para el público en general. En algunos casos, puede tratarse de un medicamento nuevo que no se ha utilizado antes en seres humanos; o bien, puede tratarse de un medicamento o una combinación de medicamentos que no se utilizan actualmente para un tipo específico de cáncer. En general, los estudios clínicos en fase temprana se utilizan para probar los efectos secundarios de un medicamento o una combinación de medicamentos; mientras que los estudios clínicos en fase posterior se utilizan para determinar la eficacia de un tratamiento nuevo para un determinado tipo de cáncer. Los estudios clínicos permiten a médicos e investigadores mejorar el tratamiento de los tipos de cáncer con terapias posiblemente más efectivas. Un estudio clínico puede dar lugar a un medicamento nuevo e innovador; o bien, puede no tener efecto alguno. Es importante que hable con el médico acerca de las ventajas y desventajas de los estudios clínicos para su situación en particular.