Diagnóstico
Cuando un paciente presenta estos síntomas, el diagnóstico de hepatitis puede confirmarse por medio de análisis de sangre. Sin embargo, la hepatitis viral crónica puede pasar desapercibida durante años a menos que se practiquen los exámenes de laboratorio apropiados, y muchos pacientes presentan pocos síntomas o ninguno, hasta que la enfermedad provoca daño hepático. El médico puede recomendar distintos tipos de análisis de sangre para diagnosticar la hepatitis viral:
Pruebas de enzimas hepáticas
El médico puede recomendar pruebas de los niveles de enzimas hepáticas en la sangre. Cuando las células del hígado resultan dañadas, pueden detectarse las enzimas en la sangre. Si el médico detecta niveles muy altos de enzimas hepáticas, puede ser una señal de hepatitis viral. No obstante, los niveles altos también pueden ser provocados por otras sustancias perjudiciales para el hígado, como el alcohol, las drogas, los medicamentos y las toxinas. Para confirmar el diagnóstico de hepatitis viral, el paciente debe someterse a serologías virales y pruebas de cargas virales en la sangre, en caso de ser necesario. Si el paciente comienza a mostrar problemas con la disfunción sintética hepática (p. ej., niveles elevados de bilirrubina que provocan ictericia), podría tratarse de una lesión más grave del hígado.
Pruebas de detección de antígenos virales
Un antígeno es una sustancia nociva responsable de que el organismo produzca anticuerpos para combatirlo. Por ejemplo, el médico puede recomendar un análisis de sangre para detectar los antígenos contra la hepatitis B para determinar la presencia del virus en el organismo. Estas pruebas ayudan a indicar la presencia del virus y le permiten al médico controlar la respuesta del paciente al tratamiento. Entre ellas se pueden incluir la prueba del antígeno de superficie de la hepatitis B (hepatitis B surface antigen, HBsAg) y la prueba del antígeno "e" de la hepatitis B (hepatitis B "e" antigen, HBeAg).
Pruebas de anticuerpos virales
Los anticuerpos son sustancias producidas por el organismo para combatir virus y bacterias. Cuando una persona se infecta por el virus de la hepatitis, el cuerpo produce anticuerpos para combatirlo. El médico puede medir la presencia de anticuerpos de la hepatitis en la sangre para determinar si la enfermedad estaba presente. En la hepatitis aguda, estos anticuerpos pueden ayudar a erradicar el virus y permanecer en la sangre para proteger al paciente contra infecciones futuras, como sucede con la hepatitis B. Desafortunadamente, tener un anticuerpo de hepatitis C positivo no significa que la persona será inmune a las exposiciones futuras al virus ni a las posibles recaídas posteriores. Un anticuerpo de hepatitis C positivo simplemente indica una posible exposición, mientras que una carga viral positiva indica una infección activa, la cual se analiza en la siguiente sección.
Pruebas de ADN y ARN
Para que el virus de la hepatitis infecte las células del hígado, debe unirse al exterior de las células del hígado para permitir que su material genético (ADN para la hepatitis B; ARN para la hepatitis C) invada la célula. Este material genético luego toma control de las funciones normales de la célula y utiliza dicha célula para reproducirse y crear muchas copias del virus. El médico puede recomendar pruebas para detectar la presencia de ADN de hepatitis B o ARN de hepatitis C en la sangre con el propósito de determinar la cantidad de virus activo en la sangre. Estas pruebas son muy importantes para controlar la respuesta del paciente al tratamiento. Además, pueden ayudar a determinar el grado de infección que sufre el paciente, así como el riesgo de diseminar la enfermedad a otras personas. El médico también puede realizar pruebas genéticas para determinar el genotipo específico de la enfermedad. Existen ocho genotipos de hepatitis B y seis genotipos de hepatitis C. Esta información puede ayudar a orientar las decisiones relativas al tratamiento.
Pídale al médico que le indique un análisis de sangre para detectar la hepatitis C si se identifica con alguna de las situaciones siguientes:
- Recibió un producto sanguíneo debido a trastornos de coagulación antes de 1987
- Usó drogas inyectables
- Recibió un trasplante de órganos o una transfusión de sangre antes de julio de 1992
- Recibió sangre de una persona que posteriormente obtuvo resultados positivos en las pruebas para detectar la hepatitis C
- Nació entre 1945 y 1965, según las pautas establecidas por los Centros para el Control de Enfermedades (Centers for Disease Control, CDC)
- Se expuso recientemente a la sangre de un paciente que tiene hepatitis C