Efectos secundarios físicos
Algunos supervivientes del cáncer manifiestan efectos secundarios físicos a largo plazo como consecuencia del cáncer y de sus tratamientos. Los supervivientes deben preguntarle al médico a qué efectos secundarios deben prestar atención, en función del tipo de cáncer que padecieron y los tratamientos que recibieron. Es normal que a los supervivientes les preocupe que un síntoma o efecto secundario que presenten suponga una recidiva. No obstante, los supervivientes del cáncer suelen manifestar estos efectos secundarios, y no necesariamente significa que el cáncer ha vuelto a aparecer.
Cansancio
Algunos supervivientes del cáncer sienten cansancio crónico. Este cansancio puede desaparecer rápidamente o durar bastante tiempo después de culminar el tratamiento, dependiendo del tipo de cáncer que padeció el paciente y de los tratamientos recibidos.
Memoria y concentración
La quimioterapia puede provocar un efecto secundario que se conoce comúnmente como "quimiocerebro". Los supervivientes de cáncer describen el "quimiocerebro" como una "niebla cerebral" y, en general, tienen dificultades para concentrarse, prestar atención o recordar cosas. El "quimiocerebro" normalmente desaparece después de que finaliza el tratamiento.
Neuropatía periférica
La neuropatía periférica tiene lugar cuando el daño que sufre el sistema nervioso interfiere en las transmisiones entre el cerebro y el resto del organismo. Entre los síntomas frecuentes de la neuropatía periférica, se incluyen cosquilleo o dolor en las manos o los pies, ardor, debilidad, entumecimiento o sensibilidad al frío o calor. Esta afección suele ser irreversible después de culminar el tratamiento.
Incontinencia
La incontinencia es la fuga de orina o la incapacidad de controlar el flujo de orina. La incontinencia puede ser un problema si se ha extirpado la próstata o la vejiga como parte del tratamiento contra el cáncer. Hable con el médico acerca de los tratamientos y procedimientos para controlar esta afección.
Menopausia temprana
La menopausia es un período en la vida de toda mujer en el que no puede fecundar y no tiene menstruación. Los medicamentos de la quimioterapia y de la hormonoterapia pueden reducir las hormonas del cuerpo de una mujer y provocar una menopausia temprana.
Diabetes
Los medicamentos esteroides pueden aumentar la glucemia en algunos pacientes. Estos niveles de glucosa pueden permanecer elevados después de culminar el tratamiento y poner a estos supervivientes en un riesgo mayor de padecer diabetes.
Cambios endocrinos
Algunos tratamientos contra el cáncer inhiben las hormonas sexuales que determinados tipos de cáncer necesitan para crecer y funcionar. Esto puede provocar pérdida de la libido, pérdida de memoria, disminución de la masa muscular, anemia, depresión o aumento de peso. Hable con el médico acerca de las distintas maneras de controlar estos síntomas.
Hipotiroidismo
Algunos supervivientes del cáncer que se sometieron a radioterapia en la zona de la cabeza y el cuello pueden presentar hipotiroidismo, una afección que se caracteriza por la presencia de niveles bajos de la hormona tiroidea. Esta afección puede provocar aumento de peso, estreñimiento, sequedad de la piel y sensibilidad al frio o calor. Hable con el médico acerca de las maneras de controlar esta afección.
Dolor crónico
Algunos supervivientes del cáncer pueden tener dolor a largo plazo. Este dolor puede originarse por las cirugías y demás tratamientos contra el cáncer que dañan los nervios del organismo. Hable con el médico acerca de los medicamentos y otras maneras de controlar este dolor.
Disfunción sexual y esterilidad
Los medicamentos que se utilizan en la quimioterapia y la radioterapia para tratar determinados tipos de cáncer pueden provocar disfunción sexual y esterilidad.
Linfedema
El linfedema es una afección en la que la acumulación de líquido linfático en el organismo provoca la hinchazón de una parte del cuerpo. El linfedema normalmente se presenta en la cabeza, el cuello, los brazos y las piernas.

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Problemas digestivos
La quimioterapia y la radioterapia pueden dañar las células que se dividen rápidamente en el tubo digestivo. Es posible que algunos supervivientes del cáncer manifiesten problemas como diarrea y estreñimiento de carácter crónico. Los pacientes que tienen problemas digestivos posiblemente no absorban todos los nutrientes necesarios de los alimentos que consumen. Como consecuencia, pueden presentar problemas más graves, como deshidratación, desnutrición, dolor e inflamación. Hable con el médico si tiene diarrea excesiva o irrefrenable. Este efecto secundario puede suponer un riesgo para la vida si no se controla de manera adecuada.

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Problemas cardíacos
Determinados medicamentos de quimioterapia y la radioterapia que se recibe en la cavidad torácica pueden dañar el corazón. El riesgo de daño cardíaco aumenta con la edad del paciente y la dosis de medicación recibida. Entre los medicamentos de quimioterapia que pueden causar daño cardíaco, se incluyen las antraciclinas, como la doxorubicina y la epirubicina; y otros medicamentos, como la ciclofosfamida, el paclitaxel y el trastuzumab. Estos medicamentos pueden causar la inflamación del miocardio (miocarditis), insuficiencia cardíaca congestiva, arritmias, arteriopatía coronaria y problemas relacionados con las válvulas cardíacas y el sistema eléctrico del corazón. Estas afecciones pueden aumentar el riesgo de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares. Pregúntele al médico si el plan de tratamiento que usted debe seguir puede causar daño cardíaco.

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Problemas pulmonares
Determinados medicamentos de quimioterapia y la radioterapia que se recibe en la cavidad torácica pueden dañar los pulmones. Entre los medicamentos que presentan más probabilidades de causar daño pulmonar, se incluyen la bleomicina, la carmustina, la prednisona, la dexametasona, el metotrexato y la ciclofosfamida. Estos medicamentos pueden causar inflamación (neumonía) y cicatrización patológica (fibrosis pulmonar) del tejido pulmonar. Como consecuencia, los pacientes pueden presentar dificultad para respirar, falta de aire, tos, sibilancias y cansancio. La neumonía es una afección que produce la inflamación de los alvéolos, lo cual causa dificultad para respirar y absorber el oxígeno que debe ingresar en el torrente circulatorio. La fibrosis pulmonar es una afección caracterizada por la formación de tejido cicatricial en los pulmones. Como consecuencia, los pulmones pierden elasticidad y, por ello, no pueden expandirse y llenarse de aire correctamente. Pregúntele al médico si el plan de tratamiento que usted debe seguir puede causar daño pulmonar.

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Problemas óseos
La osteoporosis es una afección por la cual los huesos pierden densidad y se vuelven débiles y frágiles. La mayoría de las personas, especialmente las mujeres, presentan osteoporosis a medida que envejecen. Esta enfermedad puede aumentar considerablemente el riesgo de sufrir fracturas óseas. Determinados medicamentos de quimioterapia pueden reducir la cantidad de calcio en el organismo y, así, acelerar la aparición de la osteoporosis y el adelgazamiento de los huesos. La hormonoterapia, la radioterapia y los medicamentos esteroides también pueden causar problemas óseos. Pregúntele al médico si usted corre el riesgo de sufrir daño óseo como consecuencia de los tratamientos oncológicos.

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Problemas hepáticos
El hígado es un órgano cuyas funciones principales incluyen secretar bilis en los intestinos para asistir en la digestión, descomponer y almacenar los nutrientes, depurar los medicamentos del organismo y eliminar las toxinas de la sangre. Determinados medicamentos de quimioterapia pueden sobrecargar aún más el hígado, lo cual puede dañarlo y afectar su funcionamiento en el transcurso del tiempo. Entre los síntomas del daño hepático, pueden incluirse orina oscura, piel y ojos amarillos (ictericia), dolor abdominal, hinchazón abdominal, debilidad y cansancio. Pregúntele al médico si los medicamentos oncológicos que usted recibe pueden causar daño hepático y, en ese caso, qué pasos debe seguir para evitar complicaciones.

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Problemas renales
Los riñones son dos órganos con forma de frijol y del tamaño de un puño que se sitúan en la parte posterior del torso, apenas por encima de la cintura. Son los responsables de filtrar los desechos y el exceso de agua de la sangre y convertirlos en orina. Determinados medicamentos oncológicos, entre ellos los que se emplean para las quimioterapias y las terapias biológicas, pueden causar daño renal y la acumulación de ese exceso de agua y desechos en el organismo. Como consecuencia, los riñones dejan de funcionar correctamente. El riesgo de presentar daño renal es mayor en los pacientes que tienen enfermedades concomitantes, como daño renal anterior, diabetes y cardiopatía. Entre los síntomas del daño renal, pueden incluirse orina oscura, dolor al orinar, sangre en la orina, cansancio y debilidad muscular. Entre los medicamentos oncológicos que pueden causar daño renal, se incluyen el cisplatino, la interleucina 2, la citarabina, el metotrexato, el carboplatino y otros. Pregúntele al médico si usted corre el riesgo de sufrir daño renal y, en ese caso, qué pasos debe seguir para evitar o inhibir las complicaciones.

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Cáncer secundario
Existen determinados tratamientos oncológicos que pueden aumentar el riesgo de presentar cáncer secundario con el tiempo, especialmente si usted recibió tratamiento oncológico de niño. Los alquilantes, como la ciclofosfamida, el cisplatino y el carboplatino; las antraciclinas, como la doxorrubicina, la epirubicina, y otros medicamentos de quimioterapia son los más riesgosos. La leucemia mieloide aguda (LMA) es el cáncer secundario más frecuente causado por estos medicamentos. También es posible que algunas personas manifiesten el síndrome mielodisplásico (SMD) y la leucemia linfocítica aguda (LLA). Asimismo, la radioterapia puede aumentar el riesgo de tener un cáncer secundario. Los tipos de cáncer más frecuentes relacionados con la radioterapia son la leucemia y los tumores sólidos presentes en la glándula tiroidea, la piel, los huesos, las mamas y los pulmones. El riesgo depende de la dosis de radiación, el área tratada y la edad del paciente en el momento de recibir el tratamiento.