Las células mamarias cancerosas son células mamarias normales que presentan alteraciones genéticas también conocidas como mutaciones. El cancer es el resultado de mutaciones en los genes, y estas mutaciones causan que las células crezcan de manera irrefrenable. Si la enfermedad no se trata, estas células mutadas pueden diseminarse rápidamente al resto del organismo a través del sistema linfático o los vasos sanguíneos. Los genes son los "códigos" de las proteínas creadas en la célula. Hay varios tipos de mutaciones de genes que pueden transformar una célula sana en una célula cancerosa. En este folleto, solo se hará hincapié en los receptores del cáncer de mama, específicamente en los receptores HER2, EGFR y VEGF.
Los receptores son proteínas celulares que se encuentran en la superficie de las células y se adhieren a determinadas sustancias, como las hormonas y los neurotransmisores. Estas sustancias actúan como una señal similar a las ondas de radio y le indican a la célula que realice una tarea o que detenga otra. Una célula sana contiene varios receptores. Estos receptores son necesarios para que una célula funcione normalmente. Cuando una célula produce demasiadas de estas proteínas, comienza a actuar de manera diferente. Si una célula mamaria tiene demasiados receptores HER2 (que contribuyen al crecimiento celular normal), la célula crecerá de manera irrefrenable.
HER2, que forma parte de los receptores de la familia EGFR, y VEGF son dos receptores a los que normalmente se los vincula con el cáncer de mama. Una sobreexpresión de cualquiera de las proteínas HER2 es un indicador de un mal pronóstico.
El receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (human epidermal growth factor receptor 2, HER2) suele participar en el crecimiento y la diferenciación celular. En aproximadamente el 20 % de los casos de cáncer de mama, hay una mutación genética del gen HER2. Esto causa una "sobreexpresión" o “amplificación” de la proteína de HER2 sobre la superficie de la célula tumoral. La sobreexpresión hace que la célula tumoral se divida, se multiplique y crezca más rápido que lo normal. Las mujeres que tienen cáncer de mama HER2 positivo padecen una enfermedad más agresiva, y tienen una mayor probabilidad de presentar una recidiva del cáncer de mama y un pronóstico peor que el de las mujeres con otras formas de cáncer de mama.
El factor de crecimiento endotelial vascular (vascular endothelial growth factor, VEGF) es una proteína que les indica a las células que comiencen a crecer y que formen nuevos vasos sanguíneos. Una célula normal no produce una gran cantidad de proteína VEGF; sin embargo, algunas células cancerosas la sobreexpresan y liberan la proteína en el área que las rodea. Como consecuencia, se forman vasos sanguíneos cerca del grupo de células cancerosas (conocido como tumor), que proporcionan nutrientes y lo ayudan a crecer. Este proceso se denomina "angiogenia" y se caracteriza por múltiples etapas en las que las células normales de vasos sanguíneos normales (llamadas "células endoteliales") generan una red de vasos sanguíneos bien regulada que el tumor utilizará para crecer y proliferar. Si el tumor continúa alimentándose de estos vasos sanguíneos nuevos, continuará creciendo y, en el trascurso del tiempo, se diseminará al resto del organismo.
Varios receptores son responsables del comportamiento del cáncer. Estos receptores controlan las actividades clave que desempeñan las células, tales como la proliferación, la supervivencia, la apoptosis (muerte celular programada) y la angiogenia.
El descubrimiento de nuevos receptores y vías del cáncer brinda la posibilidad de bloquear las funciones específicas de las células cancerosas. En la última década, una gran cantidad de moléculas pequeñas denominadas "inhibidores de la tirosina cinasa" (tyrosine kinase inhibitor, TKI) y "anticuerpos monoclonales" (monoclonal antibodies, MoAbs) han surgido como tratamientos contra el cáncer.
La mayoría de estos nuevos TKI consisten en comprimidos o píldoras que se toman por vía oral, y sus efectos secundarios difieren notablemente de los de la quimioterapia tradicional.
A diferencia de ello, la mayoría de los MoAbs son moléculas grandes que se administran por vía intravenosa y tienen un espectro especial de toxicidad. El médico conversará con usted acerca de los efectos secundarios más frecuentes de cada uno de estos nuevos medicamentos.
Debido a que los investigadores han hallado más información sobre estas mutaciones genéticas en las células cancerosas, se han podido desarrollar medicamentos que identifican específicamente estos cambios. Esto se denomina "terapia dirigida". Algunos tipos de células mamarias cancerosas contienen determinadas proteínas que provocan que el cáncer se desarrolle de manera más agresiva. La terapia dirigida localiza específicamente estas células e impide que las proteínas alimenten el crecimiento de las células cancerosas.
Las terapias dirigidas pueden ser menos dañinas para las células sanas y más efectivas que la quimioterapia tradicional. Suelen tener efectos secundarios diferentes (y menos graves). Un ejemplo de terapia dirigida sería un medicamento que se una a los receptores HER2. Estos medicamentos actúan como "llave" y bloquean los receptores, lo que les impide enviar señales a la célula. Al localizar esa proteína específica, los medicamentos solo afectarán a las células con la mutación y dejarán las células sanas intactas.
En esta imagen, se muestra el trastuzumab (Herceptin®) y la función que desempeña para limitar la diseminación de las células cancerosas HER2 positivas. Otros fármacos que atacan la proteína HER2 incluyen el pertuzumab (Perjeta®) y el trastuzumab amtansin (Kadcyla®).
En la actualidad, existen nuevos exámenes para obtener información sobre las caracterísitcas moleculares de los tumores. Estos exámenes pueden identificar cambios genómicos específicos en el ADN de las células que causan que las células malignas crezcan y se proliferen. Al identificar las alteraciones genómicas en el ADN de las células cancerosas, los médicos pueden recomendar nuevas terapias dirigidas y atacar las mutaciones específicas que causan el crecimiento del cáncer. El perfil genómico puede realizarse con una biopsia o con una muestra sanguínea. La secuenciación de alto rendimiento y las biopsias líquidas ya se encuentran disponibles. Ambos exámenes proporcionan información importante sobre las características moleculares del tumor.
Un ensayo clínico es un estudio en el que los pacientes participan para evaluar un nuevo tratamiento con el fin de tratar una enfermedad específica. Cada ensayo clínico está estructurado para responder preguntas científicas específicas y desarrollar mejores métodos para tratar a pacientes con cáncer.
Las pacientes que participan en un estudio clínico se encuentran entre las primeras en recibir los nuevos tratamientos antes de que se pongan a disposición del público en general. Cuando los tratamientos nuevos demuestran ser efectivos, aquellas que participan en estudios clínicos tienen la primera oportunidad de beneficiarse de ellos. Antes de que decidan formar parte de un estudio clínico, deben comprender los posibles riesgos y los beneficios.
Los pacientes que reciben tratamiento en ensayos clínicos pueden experimentar efectos secundarios y otros riesgos médicos dependiendo de su afección y el tipo de tratamiento. Debido a que los tratamientos son nuevos y aún se encuentran bajo investigación, los riesgos no siempre se conocen por adelantado. No obstante, la mayoría de los ensayos clínicos son sumamente seguros y altamente supervisados no solo por el médicos sino también por organizaciones como la FDA o el NCI. Asimismo, el tratamiento quizás no sea efectivo y es posible que el costo del ensayo clínico no esté cubierto por el seguro. La mayoría de los efectos secundarios (como náuseas y caída del cabello) son temporales y desaparecen de manera gradual cuando se interrumpe el tratamiento.
Todo estudio clínico selecciona pacientes con determinados tipos y estadios de cáncer. Las pacientes que cumplan con las pautas de un estudio clínico especial suelen recibir una derivación a ese estudio de su propio médico o de un médico que conoce el caso. Algunas pacientes averiguan acerca de la existencia de estudios clínicos de otras fuentes. Cada paciente debe comprender la función que cumple en un estudio clínico y estar dispuesta a participar. Además, debe consultarle al médico qué puede esperar si forma parte de un estudio.
Los médicos y los enfermeros del estudio explican la naturaleza del tratamiento. Las pacientes reciben un formulario de consentimiento informado que brinda información sobre los posibles beneficios y riesgos involucrados en el estudio. Ellas deben leer el formulario, considerarlo con atención y hacer cualquier pregunta que puedan tener. Si la paciente acepta participar, firma el formulario.
Las pacientes pueden dejar el estudio clínico en cualquier momento y por cualquier motivo.