Después del primer tratamiento de cáncer de mama, es muy importante acudir a todas las consultas de seguimiento programadas con el médico. La mayoría de las recidivas de cáncer de mama tienen lugar entre los primeros tres a cinco años después del tratamiento inicial. Sin embargo, la mayoría de estas recidivas las encuentran las mujeres al realizar autoexploraciones mamarias entre las consultas. Por este motivo, es importante mantener al médico informado acerca de cualquier cambio en las mamas.
Las pruebas como las radiografías, las gammagrafías óseas, las ecografías, las resonancias magnéticas, las tomografías computarizadas, las tomografías por emisión de positrones y los análisis de sangre no se utilizan, generalmente, para diagnosticar recurrencia en pacientes asintomáticos. Estas pruebas no tienen beneficios significativos en la detección de la enfermedad, la tasa de supervivencia o la calidad de la supervivencia, y pueden producir resultados positivos falsos. A continuación, se recomiendan pruebas simples para la detección rutinaria de la recidiva del cáncer de mama.
La paciente debe realizarse una autoexploración mamaria mensualmente para verificar la existencia de anomalías o cambios notables.
Después del tratamiento inicial, la paciente debe consultar al médico una vez cada tres a seis meses durante dos a tres años, y luego cada seis meses hasta el quinto año. Debe consultar al médico anualmente después del quinto año.
La paciente debe someterse a mamografías anuales después del tratamiento inicial.
La paciente debe someterse a exámenes pélvicos anuales después del tratamiento inicial. Algunos medicamentos contra el cáncer aumentan el riesgo de padecer cáncer de útero.
Las pacientes que tengan antecedentes familiares de cáncer, cáncer de mama triple negativo y pacientes más jóvenes pueden sacar provecho del asesoramiento genético. El cáncer de mama puede ser hereditario si tiene cualquiera de los siguientes factores de riesgo biológico:
Por lo general, las mujeres con tumores más agresivos tienen el riesgo más alto de recidiva. Estas pacientes suelen recibir terapias adyuvantes para reducir este riesgo. A continuación, se detallan los principales factores de riesgo de recidiva:
El riesgo de recidiva aumenta con la afectación de los ganglios linfáticos.
Esto hace referencia a la semejanza que existe entre las células cancerosas y las células normales al examinarlas al microscopio. El riesgo de recidiva aumenta con el grado histológico.
Esto hace referencia a la tasa a la que las células cancerosas se dividen y se multiplican. Las células cancerosas con grado nuclear alto tienen un riesgo elevado.
Los tumores del cáncer de mama con receptores de estrógeno o de progesterona positivos tienden a crecer de manera más agresiva y a tener un riesgo mayor de recidiva. Estos tumores pueden responder bien a la hormonoterapia.
Los tumores que producen demasiada proteína HER2 crecen de manera más agresiva y tienen más probabilidades de volver a aparecer.
La tasa de crecimiento de la celular es el porcentaje de células cancerosas dentro de un tumor que están creciendo y multiplicándose activamente. Ki-67 es una proteína en las células que aumenta cuando las células se multiplican. Entre más células sean positivas para Ki-67, mayor es la tasa de crecimiento celular.
El patólogo también analizará la sangre y los vasos linfáticos más pequeños que rodean el tumor para determinar si han sido invadidos por las células cancerosas. Cuando las células cancerosas invaden estos vasos, se denomina "invasión linfovascular".
El cáncer que se ha diseminado más allá de su ubicación original y cerca de los ganglios linfáticos, pero dentro de la región torácica.
El cáncer que se ha desplazado (metastatizado) a través del sistema linfático o del torrente circulatorio hacia una parte distante del organismo.
Las recidivas de cáncer suelen ser locales o metastásicas. Las recidivas regionales tienen lugar solo en el 2 % de todos los casos de cáncer de mama. Si la recidiva es metastásica, se suele diseminar a los huesos, a los pulmones o al hígado. También se puede diseminar al cerebro, a los ovarios, a las glándulas suprarrenales o a otras partes del organismo.
Si los exámenes y las pruebas médicas indican una recurrencia, se puede practicar una radiografía de tórax, una tomografía computarizada, una gammagrafía ósea, una tomografía por emisión de positrones y/ó una biopsia para confirmar la recurrencia. El tratamiento del cáncer de mama recidivante depende del tipo de recidiva (local, regional o metastásica) y de la manera en la que se trató la enfermedad en un comienzo. Las recidivas locales posteriores a la mastectomía parcial y a la radioterapia se suelen tratar con mastectomía. Las recidivas regionales posteriores a una mastectomía se suelen tratar con más cirugías y radioterapia. Las opciones de tratamiento también pueden incluir quimioterapia y hormonoterapia para las mujeres cuyo cáncer se haya metastatizado a otra parte del organismo.