Comer menos azúcar no ayudará a combatir el cáncer ni lo matará de hambre. El cuerpo necesita azúcar para generar energía. Aún se está investigando si el aumento de azúcar causa cáncer. Sin embargo, reducir la ingesta de azúcar mientras se tiene cáncer activo probablemente no cambie la progresión de la enfermedad.
Cada caso es diferente y depende de la velocidad de crecimiento del cáncer y de los riesgos que conlleva. La cirugía puede no ser una opción si los cirujanos consideran que la cirugía hará más daño que bien. Por ejemplo, si se extirpa una gran parte del hígado, es posible que no haya suficiente hígado funcional para que el paciente sobreviva y el paciente puede sufrir insuficiencia hepática. Si el paciente no tiene una buena función pulmonar o si su análisis de sangre muestra un nivel bajo de plaquetas, la cirugía puede no ser una buena opción porque es posible que no pueda salir de la anestesia o termine sangrando durante la cirugía. Si el cáncer está creciendo muy rápidamente, puede que no sea una buena idea realizar una cirugía porque es posible que la cirugía no pueda extirpar todo el cáncer y que el cáncer vuelva a aparecer. Si el cáncer afecta a los órganos y vasos cercanos, el riesgo puede ser demasiado alto para que se produzcan complicaciones.
Cada paciente con cáncer tiene un perfil molecular y un cáncer únicos. Eso significa que sus células cancerosas tienen diferentes cambios genéticos o diferentes niveles de ciertas proteínas que pueden ayudar a que las células cancerosas crezcan. Estos cambios también pueden afectar la respuesta del cáncer a ciertos tipos de tratamiento, como la terapia farmacológica dirigida y la inmunoterapia, que funcionan mejor cuando las células cancerosas tienen ciertas características que las diferencian de las células normales. Algunas de estas diferencias se pueden analizar como biomarcadores. Las diferencias en las características de las células cancerosas son la base de cómo funcionan los medicamentos dirigidos. Los medicamentos dirigidos suelen estar diseñados para atacar las células cancerosas que tienen ciertos cambios genéticos o proteínicos. Las pruebas de biomarcadores, es decir, verificar si las células tumorales de una persona tienen estos cambios, antes del tratamiento pueden ayudar a mostrar si es probable (o improbable) que estos medicamentos sean útiles.
Por ejemplo, en algunos tipos de cáncer, las personas cuyas células cancerosas presentan ciertos cambios en la mutación del FGFR2 pueden beneficiarse con medicamentos específicos conocidos como inhibidores del FGFR2. Se pueden realizar pruebas de biomarcadores antes o durante el tratamiento para averiguar si las células cancerosas de una persona tienen una mutación del FGFR2 u otras alteraciones moleculares. Esto puede mostrar si un inhibidor del FGFR2 podría ser útil para tratar su cáncer.
La secuenciación de nueva generación (NGS, por sus siglas en inglés) es una forma rápida y eficiente de identificar el código genético (ADN) de los tejidos y tumores. En el cáncer, se utiliza para ayudar a los médicos a identificar mutaciones del ADN en las células tumorales. Algunas de estas mutaciones del ADN pueden ser tratadas con medicamentos contra el cáncer
Y-90 son pequeñas esferas llenas de partículas radiactivas que se utilizan para tratar tumores en el hígado. Se colocan en los vasos sanguíneos que alimentan el tumor. Y90 va directamente al tumor y su radiación destruye las células tumorales, mientras que la mayor parte del tejido hepático sano cercano permanece sin daño.
Un stent biliar es un pequeño tubo que los médicos colocan en los conductos biliares para ayudar a mantenerlos abiertos. Los conductos biliares transportan la bilis (un líquido que ayuda a digerir las grasas) desde el hígado hasta el intestino delgado. Algunos tipos de cáncer pueden bloquear los conductos biliares, y se utiliza un stent biliar para reabrirlos y mantenerlos abiertos.
Un catéter biliar es un tubo delgado y flexible que ayuda a drenar la bilis del hígado cuando los conductos biliares están bloqueados. Generalmente, un médico lo coloca a través de la piel en el hígado utilizando guía por rayos X.