Muchas mujeres pueden reservar tiempo con facilidad para manicuras, pedicuras y citas en la peluquería habituales. Sin embargo, cuando deben reservar tiempo para una mamografía, la mayoría de las veces la postergan. Las mamografías deben convertirse en una parte esencial de la rutina de los cuidados personales porque pueden ser una gran ayuda para detectar los primeros signos del cáncer de mama. Algunos tipos de cáncer de mama (como el carcinoma ductal localizado [Ductal Carcinoma In Situ, DCIS], un cáncer de mama no invasivo que se encuentra dentro de los conductos galactóforos) no se pueden detectar con una autoexploración y dependen de mamografías o incluso resonancias magnéticas para detectarlos. Si no hay un diagnóstico ni un tratamiento, entre el 40 y el 50 % de los casos de DCIS pueden avanzar hasta convertirse en cáncer de mama invasivo (cáncer que se disemina al tejido mamario circundante).
No todos los tipos de cáncer de mama comienzan con una protuberancia o un cambio visual. Cuatro quintos de todas las protuberancias en las mamas son benignas (no cancerosas). Estas pueden ser anomalías en las mamas, por ejemplo, quistes, fibroadenomas (tejidos benignos circulares que son indoloros y se pueden extirpar fácilmente) y esteatonecrosis (protuberancia circular y firme formada por tejido adiposo dañado o desintegrado). Es fundamental controlar los cambios en las mamas a través de exámenes domésticos o clínicos.
La diferencia entre las mamografías 2D y 3D es importante cuando se trata de la detección. Las mamografías 2D producen una sola imagen, que dificulta el proceso para diferenciar una masa benigna o un tejido adiposo denso y el crecimiento canceroso. Las mamografías 3D incluyen imágenes que se toman de diversos ángulos, lo que produce una radiografía tridimensional que puede mostrar resultados más nítidos y concisos. Al brindar una imagen más nítida, las mamografías 3D disminuyen el riesgo de la identificación errónea de un tumor.
La mayoría de las empresas de seguro cubren mamografías 2D para las mujeres mayores de 40 años de edad. Medicare y otros proveedores de atención médica cubren mamografías 3D para las mujeres en la misma franja etaria.
Aunque con frecuencia el procedimiento se considera doloroso, es a lo sumo incómodo debido a la presión que se ejerce en la mama. La mamografía generalmente dura entre 10 y 15 minutos solamente. Las imágenes se producen rápidamente y usted debe hablar con su médico sobre los resultados antes de abandonar la clínica. En general, el proceso no debe durar más de una hora.
Si bien el cáncer de mama es normal en mujeres mayores, esto no quiere decir que no se pueda diagnosticar en mujeres más jóvenes. De hecho, hoy en día el diagnóstico de la enfermedad en mujeres más jóvenes es frecuente. Esto se debe a un aumento en los exámenes clínicos de las mamas y los exámenes domésticos que se realizan las mujeres más jóvenes, lo que permite una detección temprana de crecimiento canceroso y otras anomalías.
Es importante que las mujeres se realicen exámenes de detección anuales para asegurarse de que no padecen cáncer. Los exámenes clínicos de las mamas son fundamentales para las mujeres jóvenes porque las células cancerosas pueden crecer más rápido en tejido más joven. Las mamografías pueden detectar anormalidades que tienen el tamaño de un guisante; por lo tanto, son más exitosas en la detección temprana que en las autoexploraciones, en las que generalmente se detectan tipos de cáncer en estadios avanzados, como anormalidades más grandes.
Las mujeres que no tienen antecedentes familiares no están protegidas contra un diagnóstico. Según estudios recientes, hay un aumento en la cantidad de diagnósticos en mujeres que no tienen antecedentes familiares de cáncer de mama.
Debido al aumento en el riesgo de padecer cáncer de mama en las mujeres de mediana edad, las mamografías anuales deben empezar a partir de los 40 años de edad aproximadamente. Las mujeres que tienen entre 20 y 39 años de edad deben someterse a exámenes clínicos de rutina y autoexámenes mensuales. Si bien los autoexámenes no son tan precisos o detallados como las mamografías o las ecografías, les permiten familiarizarse con las mamas. Este conocimiento puede ayudarla tanto a usted como a su médico a detectar anomalías en el primer estadio.
Si detecta una protuberancia, no intente diagnosticarla usted misma. Nada reemplaza la evaluación de un médico. Recuerde que la gran mayoría de las protuberancias detectadas o las anomalías en las mamas son benignas, pero siempre es importante informarle las variaciones a su médico cuando se detecta el primer signo a partir de su aparición. Una detección a tiempo permite obtener mejores resultados, en todos los casos.