Tratamiento contra las metástasis óseas
El tratamiento contra el cáncer que se disemina a los huesos suele centrarse en prevenir que un tumor crezca o en retrasar su crecimiento al evitar el daño óseo y aliviar los síntomas como el dolor, las fracturas, la debilidad y la insensibilidad. Gracias a las mejoras en las técnicas de tratamiento y a los nuevos tipos de medicamentos, muchos pacientes que tienen cáncer metastásico ahora pueden vivir más tiempo. Los tratamientos específicos dependen del tipo de cáncer primario, los tratamientos que el paciente ya haya recibido, la ubicación y la magnitud del cáncer y el estado de salud general del paciente. El médico puede indicar alguno de los siguientes tratamientos:

Agentes modificadores de huesos
Los agentes modificadores de huesos, como los bisfosfonatos y el denosumab, suelen emplearse cuando el cáncer se ha diseminado a los huesos. Estos medicamentos pueden fortalecer los huesos y evitar que se sigan dañando al reducir el riesgo de dolor, las fracturas y las quebraduras. Los bisfosfonatos también pueden prevenir el adelgazamiento de los huesos (osteoporosis) y pueden ayudar a reducir la hipercalcemia.
Radioterapia
En la radioterapia, se usan rayos de gran energía para localizar y destruir las células cancerosas. La radioterapia puede suministrarse a pacientes que tienen metástasis ósea para reducir el tumor, calmar el dolor o aliviar los síntomas. Puede ayudar a prevenir las fracturas de huesos al reducir el tumor antes de que destruya demasiado al hueso. En el caso de los pacientes que tienen cáncer que se ha diseminado a la médula espinal, la radioterapia puede reducir el tumor antes de que crezca demasiado y ejerza presión sobre los nervios. Los nervios de la médula espinal ayudan a controlar diferentes partes del cuerpo; y si un tumor ejerce presión sobre estos nervios, puede causar debilidad, insensibilidad, estreñimiento y problemas para orinar. Una vez que los síntomas aparecen, es muy difícil revertirlos.

Quimioterapia
En la quimioterapia se utilizan medicamentos que se transportan por el torrente circulatorio y atacan a las células que se dividen rápidamente, como las células cancerosas. Se puede administrar por las venas (vía intravenosa) o por la boca (vía oral). La quimioterapia suele ser uno de los tratamientos principales para los pacientes que padecen una enfermedad metastásica, ya que los medicamentos de quimioterapia se desplazan por todo el organismo y combaten a todas las células que se dividen rápidamente. La quimioterapia puede combatir a las células cancerosas que se hayan diseminado desde el sitio original del tumor hacia otras partes del cuerpo, como pueden ser los huesos. Esta terapia puede reducir los tumores y aliviar los síntomas, pero no cura la enfermedad.
Cirugía
Si el cáncer se diseminó a los huesos, se puede indicar una cirugía para extraer el tumor, aliviar los síntomas, tratar los huesos fracturados o para estabilizar el hueso a fin de evitar fracturas. El médico puede colocar varillas metálicas, placas, tornillos u otros dispositivos de inmovilización para estabilizar el hueso y evitar fracturas. También se puede inyectar cemento óseo de rápida acción.
Hormonoterapia
La hormonoterapia puede ser un tratamiento muy efectivo para combatir determinados tipos de cáncer que se diseminan a los huesos, como el cáncer de mama y el cáncer de próstata.
- Algunas mujeres tienen cáncer de mama de receptores de estrógeno positivos. En estas mujeres, la hormona de estrógeno puede hacer que el tumor crezca de manera más agresiva. La hormonoterapia bloquea el efecto del estrógeno o disminuye sus niveles, lo cual impide que la hormona se alimente del crecimiento del cáncer.
- El cáncer de próstata suele ser sensible a las hormonas, lo que significa que las hormonas masculinas, como la testosterona, hacen que el cáncer crezca de manera más agresiva. La hormonoterapia bloquea la producción de testosterona e impide que estimule el crecimiento celular. Los médicos suelen utilizar la hormonoterapia para tratar el cáncer de próstata en el estadio más avanzado; y aproximadamente uno de cada tres hombres con cáncer de próstata necesita este tratamiento.

Radiofármacos
Los radiofármacos son un tipo de tratamiento que usa sustancias radioactivas para tratar el cáncer que se ha diseminado a los huesos. Estos medicamentos se suministran por vía intravenosa, se desplazan por el organismo y se acumulan en las áreas del hueso donde está presente el cáncer. Los radiofármacos luego emiten radiación para destruir los tumores. Además, los pacientes que tienen cáncer metastásico tiroideo pueden recibir terapia con yodo radioactivo. El paciente ingiere altas dosis de yodo radioactivo, que se acumula en la glándula tiroidea y en las células cancerosas tiroideas de otras partes del organismo. Este tratamiento puede destruir las células cancerosas de la glándula tiroidea que se hayan diseminado a diferentes partes del organismo.
Inmunoterapia
La inmunoterapia para tratar el cáncer es un tipo de tratamiento que utiliza el sistema inmunitario del paciente para atacar y destruir las células del tumor. Se pueden indicar diferentes tipos de inmunoterapia según la ubicación del tumor primario.
- En el caso del cáncer de pulmón que se disemina a los huesos, el médico puede indicar un tratamiento con un inhibidor de puntos de control inmunitario que localiza la proteína PD-1. El sistema inmunitario tiene puntos de control que previenen el ataque a las células normales del organismo. Las células cancerosas pueden utilizar estos puntos de control para impedir que el sistema inmunitario las destruya. Estos medicamentos se adhieren a los puntos de control, lo que permite que el sistema inmunitario ataque a las células cancerosas.
- En el caso del cáncer de próstata que se disemina a los huesos y que ya no responde a los tratamientos iniciales, el médico puede indicar una terapia con vacunas. La vacuna aumenta la capacidad del sistema inmunitario para combatir las células cancerosas de la próstata. Este tratamiento no cura la enfermedad, pero puede ayudar a que los hombres que tienen una enfermedad avanzada vivan más tiempo. La vacuna se elabora específicamente para cada paciente al extraer algunos glóbulos blancos, exponer las células a una proteína del cáncer de próstata y luego volver a inyectarlas en el torrente circulatorio del paciente.
- La inmunoterapia solía ser el tratamiento principal contra el cáncer de riñón avanzado, pero debido a sus graves efectos secundarios y a que solo beneficia a una minoría de pacientes, son pocos los médicos que recurren a este tipo de tratamiento. El médico puede recomendar o no inmunoterapia con IL2 en casos de cáncer de riñón avanzados. Si no causa efecto, el médico puede considerar el uso de terapias dirigidas.

Terapia dirigida
Las terapias dirigidas o los medicamentos de precisión están elaborados para bloquear un objetivo específico, generalmente una proteína o un cambio genético, que puede influir en el crecimiento y el desarrollo de células cancerosas. Debido a que las terapias dirigidas atacan a las células cancerosas de manera directa, suelen tener menos efectos secundarios que los medicamentos tradicionales, como los utilizados en la quimioterapia, que atacan a todas las células que se dividen rápidamente. Los tres tipos de terapia dirigida son los medicamentos de moléculas pequeñas, los anticuerpos monoclonales y la terapia antiangiogénica.
- Los medicamentos de moléculas pequeñas pueden ingresar en las células cancerosas y localizar determinadas proteínas y enzimas que participan de funciones celulares clave, como el desarrollo y la división. Los medicamentos de moléculas pequeñas pueden bloquear estas sustancias y evitar que estas estimulen el crecimiento del tumor.
- Los anticuerpos monoclonales tienen un funcionamiento similar al de los anticuerpos que produce el organismo naturalmente como respuesta a una infección o una enfermedad. Los anticuerpos monoclonales se unen a sustancias dañinas que se encuentran en el organismo, como células cancerosas, virus y bacterias, y le indican al sistema inmunitario que encuentre y destruya las sustancias dañinas.
- La angiogenia es el proceso por el cual los tumores crean nuevos vasos sanguíneos que respaldan su desarrollo. La terapia antiangiogénica ataca este proceso e impide el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos.
En el caso del cáncer de mama, el médico puede indicar terapias que localizan la proteína HER2. En el caso del cáncer de pulmón, se pueden indicar medicamentos que localizan la proteína EGFR. En el caso del cáncer tiroideo, se indican los inhibidores de la tirosina quinasa (TKI) y medicamentos antiangiogénicos. En el caso del cáncer de riñón avanzado, la terapia antiangiogénica suele ser el principal tratamiento. Si esta terapia no funciona, se pueden utilizar los anticuerpos monoclonales que localizan la proteína PD-1.


Atención paliativa
La atención paliativa hace referencia a cualquier forma de tratamiento que recibe un paciente oncológico para aliviar los síntomas y los efectos secundarios de su enfermedad y, así, mejorar su calidad de vida. El objetivo de la atención paliativa no es curar una enfermedad, sino lograr que el paciente se sienta lo más cómodo posible durante esta etapa de su vida. La atención paliativa es un tratamiento importante en el caso del cáncer que se ha diseminado a los huesos. Los tratamientos paliativos contra las metástasis óseas pueden incluir cirugía y radioterapia para reducir y extraer los tumores y, así, aliviar los síntomas. Los tratamientos paliativos que tienden a mejorar la comodidad física pueden incluir medicamentos contra el dolor o las náuseas con el fin de combatir los síntomas y efectos secundarios del cáncer y sus tratamientos. La atención paliativa también incluye toda ayuda que aborde los problemas espirituales y emocionales en torno al diagnóstico del cáncer, así como inquietudes prácticas, como preguntas legales y financieras.

Estudios clínicos
Los estudios clínicos permiten que los pacientes prueben un tratamiento nuevo antes de que esté disponible para el público en general. En algunos casos, puede tratarse de un medicamento nuevo que no se ha utilizado antes en seres humanos; o bien, puede tratarse de un medicamento o una combinación de medicamentos que no se utilizan actualmente para un tipo específico de cáncer. En general, los estudios clínicos en fase temprana se utilizan para probar los efectos secundarios de un medicamento o una combinación de medicamentos; mientras que los estudios clínicos en fase posterior se utilizan para determinar la eficacia de un tratamiento nuevo para un determinado tipo de cáncer. Los estudios clínicos permiten a médicos e investigadores mejorar el tratamiento de los tipos de cáncer con terapias posiblemente más efectivas. Un estudio clínico puede dar lugar a un medicamento nuevo e innovador; o bien, puede no tener efecto alguno. Es importante que hable con el médico acerca de las ventajas y desventajas de los estudios clínicos para su situación en particular.