Treatment

El tratamiento del cáncer de hígado secundario depende de varios factores como el tipo de tumor original que se ha diseminado al hígado, qué cantidad del hígado está afectado por el cáncer, la posibilidad de que se haya diseminado más allá del hígado hacia otros órganos y el estado de salud general del paciente.

Cirugía

Cirugía

Cirugía: Si es posible, la resección hepática es el tratamiento de elección. En una resección hepática, el médico extirpa la parte del hígado que contiene el cáncer junto con un margen de tejido sano alrededor. Sin embargo, la resección hepática no es una opción para todos los pacientes. Si el cáncer está muy extendido (múltiples tumores) en el hígado y el médico no puede obtener márgenes negativos o preservar una cantidad adecuada de hígado sano, la resección no es posible. En algunos casos, se administra quimioterapia antes de la cirugía (quimioterapia neoadyuvante) para intentar reducir el tamaño de los tumores lo suficiente como para permitir la resección en estos pacientes.

Quimioterapia

Quimioterapia

En el caso de las metástasis hepáticas colorrectales, todos los pacientes suelen recibir quimioterapia. Este tratamiento puede administrarse antes o después de la cirugía. Para las metástasis de otras localizaciones tumorales, la cirugía puede ser una opción si el tumor responde a la quimioterapia y no hay evidencia de enfermedad fuera del hígado. Si la resección no es una opción, la quimioterapia sistémica es el tratamiento de elección. La quimioterapia sistémica puede reducir el tamaño de los tumores y prolongar la supervivencia, pero no cura la enfermedad. Si el cáncer se localiza únicamente en el hígado, el médico puede recomendar en ocasiones un tratamiento con infusión arterial hepática, un tratamiento en el que el medicamento de quimioterapia se inyecta directamente en la arteria hepática mediante un catéter. Este procedimiento permite la administración más directa de la quimioterapia al tumor y reduce los efectos secundarios innecesarios, pero también tiene sus propios efectos secundarios.  Los hospitales pueden ofrecer alternativas a esta terapia debido a los posibles efectos secundarios.

Hormonoterapia
Hormonoterapia

Terapia hormonal En algunos casos, como cuando el cáncer de mama se disemina al hígado, la terapia hormonal puede ser un tratamiento eficaz. Estos tumores crecen de manera más agresiva en presencia de ciertas hormonas, por lo que la terapia hormonal bloquea la producción de estas hormonas y evita que alimenten el crecimiento del tumor.

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Terapia dirigida

Terapia dirigida

La terapia dirigida es un tipo de tratamiento relativamente nuevo que actúa de dos maneras. Algunos tipos de terapias dirigidas se centran en las proteínas de la superficie de las células cancerosas que hacen que el cáncer se desarrolle de manera más agresiva. Otros tipos atacan el proceso de angiogenia, que utilizan los tumores para formar nuevos vasos sanguíneos que respalden su desarrollo. El médico también puede recomendar un tratamiento con determinadas terapias dirigidas que han demostrado ser efectivas para tratar el tumor primario que se ha diseminado al hígado. Otros, como la inmunoterapia apuntan al sistema inmunitario del paciente para ayudar a combatir el tumor.

Ablación

Ablación

La ablación es un tipo de tratamiento local que destruye las células tumorales mediante el uso de frío o calor intensos. Es posible que el médico recomiende técnicas de ablación para destruir los tumores en el hígado. La ablación es mínimamente invasiva y, en ocasiones, puede eliminar tumores que de otro modo serían inoperables quirúrgicamente.

Radioterapia
Radioterapia

El médico puede recomendar radioterapia paliativa para controlar la enfermedad, aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida. Además, puede indicar radioembolización, que combina radioterapia con embolización del tumor. En este procedimiento, se inyectan pequeñas partículas radioactivas en la arteria hepática, que suministra sangre al hígado. Estas partículas se asientan cerca del tumor y emiten radiación durante varios días.

Estudios clínicos
Estudios clínicos

Los ensayos clínicos permiten a los pacientes probar un tratamiento nuevo antes de que esté disponible para el público en general. En algunos casos, puede tratarse de un medicamento nuevo que no se ha utilizado previamente en seres humanos, o de un medicamento o combinación de medicamentos que actualmente no se usan para ese tipo específico de cáncer. Los ensayos clínicos en fases tempranas se realizan principalmente para evaluar la seguridad de un medicamento, mientras que los ensayos clínicos en fases posteriores se utilizan para evaluar su eficacia. Los ensayos clínicos permiten a los médicos e investigadores mejorar el tratamiento del cáncer con terapias posiblemente más eficaces. Un ensayo clínico puede implicar un medicamento nuevo y revolucionario, o puede no tener ningún efecto. Es importante hablar con su médico sobre los beneficios y riesgos de los ensayos clínicos en su situación particular.